- -El pase de profundidad,
Solís remata, Paté tira a marcooo... Gooollll, gooolll del deportivo
Saprissaaaa;
- -Podeís ir en la paz
del señor- ¡demos gracias al señor!,
- Mario Coto, ¡el Camino
Seguro!, Costarricenses, este próximo Domingo, salgamos a votar por usted,
por mí por Costa Rica.
Las calles,
las esquinas, "los pollitos" en los parques, las barras en los bares,
las mesas de Pool, las marchas y las huelgas, en la fila del Seguro, en
todas partes de Costa Rica, hay ticos conversando de Política, Fútbol o
Religión.
"Sí la pasión no acompaña una conversación en
cualquier parte de Costa Rica, difícilmente estén hablando tico". Bueno,
eso escuché de un señor que me vendía durante una presa vehícular, un diario
nacional, y al referirse de la portada del periódico que decía: Cartagines
invicto y alegaba que "ahoritica se desinflaba", me aseguró
que la prensa Nacional no sabía nada de Fútbol, porque ellos eran politiqueros
y en la política nadie sabe de deportes, por estar ocupados aprobando leyes y
leyes y más impuestos, pero a la iglesia, nadie la podía tocar porque era un:
"Tanate". El semáforo se puso en Verde y avancé, entre tanto enredo
de temas que dijo el señor, se me olvidó el cambio y me dio Bimba con el
vuelto, "lo que es la vida, que colerón" "Una Teja" me
salió en cinco Tejas.
Ese escenario vivido en la salida de Heredia, en
las inmediaciones de la Universidad Latina, me motivó la oportunidad de
identificar algunos aspectos de la idiosincrasia Costarricense, uno
de ellos, lo más relevante que pude notar fue, que algunas personas,
principalmente las de un determinado grado de escolaridad, no sostienen una
conversación bajo un mismo eje temático, crean una alternabilidad extraña, que
lejos de puntualizar un objetivo de la conversación, todo lo enreda lo que
permite el brote de un sin número de ideas, tan confusas como polémicas, lo que
da cabida a la chota, la mofa, los chistes, y a que ningún tema sea
considerado con el grado de seriedad que debería tener, eso, es ser
valeverguista, la pasión de un tico, por la participación social, sin tomarse
nada en serio.
Una noticia en Costa Rica, no dura más de 3 días, y
ojo, le estoy poniendo mucho, si no vea usted recientemente con el caso de la
trocha o el hueco de la General cañas lo que sucedió, la participación del
pueblo, fue única y exclusivamente, para hacer Memes, chota y mucho chiste,
Programas Radiales como Pelando el Ojo (Monumental
93.5FM), La Cantaleta (Radio Actual 107.1FM), El
Lechero (Yeah 107.5FM) o Bitácora (Radio Centro
96.3FM) no Tendrían material humorístico ni mensaje social, si las metidas de
pata del gobierno en los diferentes temas nacionales, no fuesen percibidas por
la población, como un motivo más de burla, chiste o valeveguismo.
Un Ex presidente Costarricense, de
origen Cartaginés, el Lic.: Ricardo Jiménez Oreamuno, dijo en una
oportunidad, que los ticos tenemos 3 estaciones del tiempo: Invierno,
Verano y pleitos con los Nicas. Tenía razón el Abogado y Escritor
Cartucho, es tan interesante el tema, que cuando un
gobierno Nicaragüense quiere reelegirse, solo tiene que atacar a
Costa Rica, alegar parte del terreno tico y reclamarlo como suyo, entonces, el
gobierno tico en un intento de reacción, ordena instalar Electricidad, Agua
potable, internet, Televisión y hasta fomentar la construcción de escuelas y
colegios en la Isla, cuando durante años, muchos años, ni si quiera los
pobladores del país, sabían que esa Isla era tica y no solo eso, que era la más
grande del país.
Pero ¿Que reacción tomamos los ticos con la
noticia?
Al siguiente día de la noticia de la invasión de la
Isla Calero, los ticos vacilamos en Internet, sobre la incapacidad del gobierno
tico de enfrentársele a los Nicas, ¡Como no tenemos ejercito! , entonces
iban y venían las publicaciones en las diferentes redes sociales sobre aquel
relajo, sin embargo, nadie tomó acciones, la mejor arma, sería una denuncia
internacional, donde una corte llamada La Haya, ubicada en Holanda, decidiría
si tenían razón los Nicaragüenses basados en un mapa que se
encuentra publicado en la Red, o los Ticos, que en la
cartografía histórica de Centroamérica, siempre
tuvieron incluida la Isla Calero dentro de nuestra soberanía.
Pero, como les comentaba, nadie recuerda este
viejísimo dato, de hace como 5 días, los ticos, somos corto plazistas y también
nuestras mentes
En una oportunidad escuchaba una conversación de
señores de edad adulta mayor, estaban en el parque de Alajuela, ya pueden
imaginar lo "serios" que eran aquellos grandes veteranos, en pleno
parque de La Liga, un centro de reunión de charlatanes, humoristas, cuenta
cuentos y jetones de primera categoría Costarricense, entre corridos y jetonas,
uno de ellos, contó como hace algunos años, cuando él formaba parte del pelotón
de batalla en una Brigada del ejército de Costa Rica, allá por los años
cuarenta, luego de la salida de Calderón Guardia al exilio en Nicaragua, se
encontraban los refuerzos, en un comando militar, previo a la abolición del
ejército, cerca de San Carlos, en un lugar conocido como el Bajo de los
Rodríguez, en el puente de la Novia de Negro, cuando, justamente marcaba el
reloj de pared del calabozo principal las 3am, él, quién era capitán Primero,
junto con dos soldados más, observaron cómo a lo lejos,
se distinguía entre la oscura madrugada, un vehículo automotor que
bajaba con mucha velocidad y se dirigía hacia ellos en actitud sospechosa,
-Pelotón, fuera del comando- gritó a los cabos que se encontraban dentro del
punto de control, llamado al que casi inmediatamente, asistieron 4 soldados, 2
cabos y un teniente que estaba en el campo, un total de diez hombres
resguardaban el comando -firmes-, al acercarse el vehículo, se detuvo frente al
pelotón, y se escuchó una fuerte voz proveniente de entre los hombres del
resguardo: -por orden del ejército Nacional de la República de Costa Rica, le
ordeno "bajase" del carro y "ponese" en firme, de espalda
con las manos arriba y sometese a las ordenes de mi Capitan- era la voz del
teniente Mora Vargas, un hombre alto, de piel pálida y nariz empinada, de
aspecto muy militar, oriundo de San josé.
La gente que estaba por las bancas y pollitos del
parque de los Mangos, se acercaban para escuchar detenidamente, el señor que
relataba la historia, era muy expresivo, hacía mímica al expresar los hechos,
alzaba su voz, brincaba y pronunciaba sus ojos en un ademán de sorpresa ante
los hechos que contaba, yo estaba justamente detrás de un árbol, a dos metros
de él, en zona VIP, ¡que iba a ser Bobby Sasu el de las
Fabulas!, yo
estaba en todas con el cuento, aquel don, estaba volando para la
jetonada.
Se abrieron las puertas de un vehículo Volwswagen,
color negro, muy moderno, se bajó un señor bajito dejando el motor
encendido, su aspecto era elegante, tenía una cabellera "Rala", una
mirada determinante, se veía bastante molesto, traía el entrecejo fruncido,
antes de poder decir cualquier palabra, se adelantó el teniente Mora Vargas
anunciando al conductor su falta por transitar a tan altas horas de la noche y
por andar por ahí a esas altas velocidades, según decía, aquello representaba
una inminente sospecha para el ejercito del país, -debe usté acompañame- tomándole de
la mano derecha y esposándole a la izquierda, lo encerró en el calabozo
sin más.
El anfiteatro del parque de Alajuela, se abarrotaba
de personas, todos a la expectativa de la conclusión de aquella historia, hasta
los coperos pararon de raspar hielo para no quedar “detrás del palo”.
Al transcurrir de la mañana, pasaron
dos horas y se escuchó un estruendo por las afueras del comando de Vigilancia,
había llegado un vehículo del ejército de Costa Rica enviado de San
José.
Del tanque Panzer VI Tiger, que recién
llegaba, se baja el Mayor Montealegre, uno de los representantes más altos de
aquel cuerpo policial. Al toque del silbato a cargo de uno de los jóvenes
soldados, se colocaron en posición de firme en el pelotón del comando del Bajo
de los Rodríguez, 10 miembros militares que permanecían en el lugar, todos
capitaneados en esta oportunidad por el Teniente Mora Vargas.
Hizo ingreso el Mayor Monte Alegre, y
con todo fuerte y prepotente, exigió liberar al prisionero, antes de proceder
con la apertura de la celda, el enérgico Teniente Mora Vargas solicitó al
Mayor, con cierto recelo, explicar los motivos que permitían liberar al preso,
a lo que este, con mayor elocuencia, expresó que era una orden y amenazó con
darle de baja de no acatar su solicitud, de esta manera, el teniente dio la orden
a uno de los cabos de abrir la celda, este sin ningún titubeo, procedió, como
solicitase el Mayor al Teniente.
Del calabozo salió el señor bajito, el
conductor que vestía un smoking impecable, caminando lentamente y con
respiración profunda, se dirigió al Mayor Monte Alegre a lo que este segundo le
saludó en posición de firme y con ademán militar, todos se extrañaban, se llevó
su mano hasta su frente, chocando la sien y retirándole efusivamente, -¿porqué
redimirse el Mayor ante aquel señor desconocido para ellos?- le preguntaba en
voz baja un soldado al cabo que le liberó, la voz delicada pero muy clara del
señor, les calló, -gracias Mayor por su visita, gracias por su lealtad-, fueron
las palabras que finalmente dirigió el extraño personaje, a lo que el Mayor le
respondió señor, sí señor, a continuación, el desconocido le pidió por favor
acercarse al teniente Mora Vargas, este último se resistió, pues, desconocía
¿Qué derecho se atribuía aquel personaje al darle ordenes?, al no avanzar hacia
el frente, mayor se hizo escuchar nuevamente y dijo con voz firme y muy clara:
-Teniente, sométase a las órdenes del
comandante en Jefe-
Las miradas entre el público
Alajuelense se cruzaban ante la noticia, el señor que narraba la historia se
tomaba el pelo en actitud de “metida de patas”, algunos aún estaban detrás del
palo, no sabían que significaba, incluso yo, tengo que aceptar que, ¡la agarré
hasta al rato!, cuando un señor dijo en voz baja: ¡puta más caballo, encerró a
Figueres! Ahí se me encendió el bombillo, ¡ay mae, ese caballo guardó al
presidente, que pelada, que bronca!, pensé.
El teniente abrió los ojos, como ante
un anuncio de muerte, el Presidente José Figueres Ferrer, le miraba con mucho
detenimiento, el teniente con mirada cómplice se le acercó, dispuesto a recibir
una justa aprendida, cuando sin esperar, el comandante en Jefe, el mero Pepe
Figueres, le extendió su mano y le dijo:
-Teniente, ha sido usted un hombre,
aunque torpe, muy valiente, sin saber que se trataba mi presencia de la de un
alto rango, cumplió con su obligación, hizo lo que tenía que hacer y procedió
como justamente hemos decretado en el comando Mayor Nacional-, todos los
espectadores dentro del puesto de comando se miraban sospechosamente, ¡el
presidente, estaba felicitando al agresor oficial!, -¿tiene usted algo que
decirme teniente?- le preguntó el presidente, -no señor, solamente ofrecerle
mis disculpas por el trato deshumano que ha usted recibido de mi parte, asumo
el castigo que crea usted conveniente, aplicarme por la deshonra-, entonces,
Figueres se llevó la mano derecha hasta la cintura y un ademán de padre
comprensivo, tomó con la izquierda el hombro del teniente Vargas Mora y le
habló muy bajito al oído.
Minutos más tarde, el presidente se
dirigió al público diciendo muy brevemente las siguientes palabras: -la
valentía es notoria cuando nos enfrentamos a nuestros enemigos, pero es más
grande aún, cuando lo hacemos con nuestros propios amigos, a partir de este
momento, el teniente Vargas Mora, pasa a ser el capitán primero del ejército
Nacional de la República de Costa Rica-.
El circulo que bordeaba al relator en
el parque de Alajuela, cada vez se hacía más pequeño, incluso yo, que estaba,
pensaba yo, cerca, ya ni podía distinguir al don de la historia, la gente
empezaba a cuestionar el relato acusando al narrador de mentiroso, pero yo,
solo estaba guardando el cuento en el casette, para poder contárselo a ustedes,
cuando de pronto, el señor se detuvo y me miró firmemente y avanzó hasta el
árbol de mango en que estaba apoyado y me dijo: -sabe quién era el teniente
Vargas Mora- a lo que le respondí negativamente, este me tomó de los hombros y me
dijo: -yo guila yo-, las carcajadas espantaron las palomas que picoteaban los
frutos de los árboles, justamente cuando se volvió el señor diciendo, bueno no
me crean allá ustedes, la fotos hablan por sí mismas.
Minutos después de haberse retirado el
presidente del puesto de comando, el Teniente, bueno, el Capitán primero Vargas
Mora, abrió una carta que el mismísimo presidente de la República le había
entregado en sus manos, pues ese era el motivo de su visita, al momento de
dársela, le ordenaba comunicar a sus hombres y enviar el mensaje a los puestos
cercanos de Puntarenas y Guanacaste, rompió el sobre y sacó el documento,
leyendo a los militares:
San José, 1 de Diciembre de 1948.
Disolución
del ejército Nacional
Cuartel
Bellavista.
A todos los resguardos nacionales, Soldados, cabos, Tenientes primeros y
segundos, capitanes y militares en general, se les ordena, retirar las brigadas
a partir de mañana y dirigirse al cuartel general en la capital, San José, de
forma inmediata, se ha dictado el decreto Nacional de abolición del Ejercito de
la República de Costa Rica, así decidido y decretado por el General Figueres
Ferrer.
"Las victorias militares por
Sí solas valen poco. Lo que
Sobre ellas se construye es
Lo que importa"
José Figueres Ferrer
Presidente de la República de Costa Rica.
La notica no solo causó alarma en los asistentes, sino una tremenda
emoción en el país en general, Costa Rica, la democracia más antigua de América
latina, se convertía ahora, en el primer país en abolir su ejército de forma
pacífica.
Ese parque no se aguantaba de las risas y carcajadas de la gente, el
bocón del Teniente Vargas Mora y luego Capitán Primero del ejército nacional,
había sido vacilado por el presidente.
Vemos entonces, como en Costa Rica no solo una noticia no dura más de
tres días, si no, los nuevos puestos militares, no duran más de cinco minutos.